Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, se estrenó en 1844 con gran éxito. Reelabora el tema del hombre mujeriego y burlador y le proporciona un final feliz. La obra está organizada en dos partes claramente opuestas. En la primera, durante una noche de carnaval, don Juan, joven y pendenciero, rapta a la novicia doña Inés, cuya inocencia engendra en él deseos de abandonar su pecadora vida. Humillado por un compañero de juergas, Luis Mejía, y el comendador, padre de Inés, mata a ambos y huye. La segunda parte transcurre cinco años después, en las primeras horas de la noche. En el cementerio, la sombra de doña Inés le anuncia su próxima muerte. Invita a cenar a la estatua del comendador que acude a la cita, le devuelve la invitación y pronostica su muerte. Al acudir a la invitación del comendador, contempla su propio entierro y, segundos antes de morir, se arrepiente y se salva.
Don Juan Tenorio es una obra de protagonista, presente en todos los actos y que tras su aparente inmoralidad y desvergüenza esconde un sentimiento positivo: el amor. La variedad de versos y estrofas proporciona la drama una gran musicalidad. De otro lado aunque la obra esté llena de incongruencias y anacronismos, el optimismo del final feliz, han convertido al Tenorio en una de las obras más populares de nuestro teatro.
Don Juan Tenorio es una obra de protagonista, presente en todos los actos y que tras su aparente inmoralidad y desvergüenza esconde un sentimiento positivo: el amor. La variedad de versos y estrofas proporciona la drama una gran musicalidad. De otro lado aunque la obra esté llena de incongruencias y anacronismos, el optimismo del final feliz, han convertido al Tenorio en una de las obras más populares de nuestro teatro.
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