martes, 30 de marzo de 2010

El teatro romántico



Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, se estrenó en 1844 con gran éxito. Reelabora el tema del hombre mujeriego y burlador y le proporciona un final feliz. La obra está organizada en dos partes claramente opuestas. En la primera, durante una noche de carnaval, don Juan, joven y pendenciero, rapta a la novicia doña Inés, cuya inocencia engendra en él deseos de abandonar su pecadora vida. Humillado por un compañero de juergas, Luis Mejía, y el comendador, padre de Inés, mata a ambos y huye. La segunda parte transcurre cinco años después, en las primeras horas de la noche. En el cementerio, la sombra de doña Inés le anuncia su próxima muerte. Invita a cenar a la estatua del comendador que acude a la cita, le devuelve la invitación y pronostica su muerte. Al acudir a la invitación del comendador, contempla su propio entierro y, segundos antes de morir, se arrepiente y se salva.
Don Juan Tenorio es una obra de protagonista, presente en todos los actos y que tras su aparente inmoralidad y desvergüenza esconde un sentimiento positivo: el amor. La variedad de versos y estrofas proporciona la drama una gran musicalidad. De otro lado aunque la obra esté llena de incongruencias y anacronismos, el optimismo del final feliz, han convertido al Tenorio en una de las obras más populares de nuestro teatro.

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